Relatos Eróticos de hipnosis de papá

Todos los días, cuando llego a casa de la escuela, mi papá me hace ir a su habitación con él y dejar que me hipnotice. Verás, mi papá está entrenando para ser hipnotista y siempre ha querido convertirse en uno. Cuando comenzó por primera vez, realmente no funcionó demasiado bien, pero ahora cuando lo hace, trabajo perfectamente. Él siempre me hace hipnotizar. Originalmente me hipnotizaría para olvidar mi nombre o algo y luego me hacía recordarlo. Pero cuando llegué a casa un día hizo la misma rutina, excepto esta vez, cuando me desperté del trance, no me sentí diferente, no me preguntó nada como contar ni nada. No pensé en eso hasta el día siguiente. Cuando llegué a casa, mi papá me sonrió. Me dijo una palabra, ni siquiera recuerdo lo que era. Pero una vez que escuché la palabra, me quité la ropa y me puse de las manos y las rodillas, comenzando a actuar como un perro. No pude controlar nada de lo que estaba haciendo. Era como si estuviera viendo a mi cuerpo hacer cosas desde afuera. Me dio comandos simples y los seguí perfectamente. Entonces me llevó a su habitación. Entonces me hizo ponerme de espaldas. Comenzó a frotar mi vientre al que jadeé y me habría movido la cola si tuviera una. Luego miró mi coño calvo y sonrió. De repente aplaudió tres veces e instantáneamente me puse cachondo, como un perro en calor. Me quejé una y otra vez antes de que él comenzara a tocarme. Así como así sentí una necesidad en mí. Una necesidad de llenarse con su semen y quedar embarazada. Pronto sacó su polla y comenzó a follarme rápidamente. No le tomó mucho tiempo correrse, y una vez que lo hizo, se retiró de mí. Besó mis tetas antes de pararse y decir mi nombre. Parpadeé un par de veces antes de volver a mis sentidos y me di cuenta de lo que acababa de pasar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *